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La vida en Londres, 1902-1903
Nos quedamos pasmados por la tremenda extensión de Londres. Aunque el día de nuestra llegada el tiempo era deprimente, la cara de Vladimir Ilich se iluminó inmediatamente, y empezó a observar curioso aquella fortaleza del Capitalismo, olvidándose por un momento de Plekhanov y los conflictos de la editorial.
Fuimos recibidos en la estación por Nikolai Alexandrovich Alexeyev, un camarada que vivía emigrado en Londres y que tenía un buen conocimiento del idioma inglés. Primeramente actuó como nuestro guía, pues nosotros nos encontrábamos en una posición más bien de impotencia. Creíamos que sabíamos el idioma inglés, pues incluso habíamos traducido todo un libro (el Webb) del inglés al ruso cuando estábamos en Siberia. Yo aprendí inglés en la prisión de un instructor, pero jamás había oído pronunciar una sola palabra. Cuando empezamos a traducir el Webb en Shushenskoye, Vladimir Ilich se sorprendió mucho por mi pronunciación. "Mi hermana tenía un profesor de inglés", dijo, "pero no hablaba así". Yo no discutí y empecé a estudiar de nuevo. Cuando llegamos. a Londres vimos que no entendíamos una palabra, y que nadie nos entendía a nosotros. Primeramente era algo muy cómico, y aunque Vladimir Ilich bromeaba sobre ello, nos decidimos a estudiar el idioma en serio. Empezamos a asistir a toda clase de conferencias, nos sentábamos en primera fila y estudiábamos minuciosamente los movimientos de la boca del orador. Muy a menudo nos íbamos a Hyde Park, donde los charlatanes arengaban a los paseantes sobre muy diversos temas. Un ateo, de pie en un corro de curiosos, demostraba que Dios no existía. Nos atraía de un modo especial el escuchar a un orador de este tipo. Hablaba con acento irlandés, que nos era más fácil de entender. Cerca de él, un oficial del Ejército de Salvación lanzaba histéricos gritos sobre Dios Todopoderoso, mientras que un poco más allá, un dependiente llamaba la atención sobre las horas de servicio de 100 dependientes de los grandes almacenes... Aprendimos mucho escuchando el inglés hablado. Después, por medio de un anuncio, Vladimir Ilich encontró dos ingleses deseosos de intercambiar lecciones, y empezó a estudiar asiduamente con ellos. Llegó a dominar el idioma bastante bien.
Vladimir Ilich estudiaba también Londres, aunque sin embargo no le interesaban los museos, excepto el Museo Británico.
Pero lo que en realidad le atraía no era el museo, sino la mas grande biblioteca del mundo y las características que reunía para el estudio científico. Los museos corrientes aburrían a Vladimir Ilich. En el Museo de Historia Antigua empezó a mostrar signos de cansancio a los primeros diez minutos, y pasábamos con rapidez las salas repletas de armaduras medievales y vasijas egipcias de otras épocas. Pero recuerdo un pequeño museo del que era difícil arrancar a Vladimir Ilich. Era el museo de la Revolución de 1848 en París, en la Rue des Cordeliers, en el que examinó cada: objeto, cada dibujo, con profundo interés. Para él representaba un fragmento de la lucha viviente. Cuando he visitado nuestro propio Museo de la Revolución, en Moscú, me he imaginado a Ilich observando cada detalle.
Ilich estudiaba el Londres vivo. Le gustaba ir por toda la ciudad sobre un ómnibus. Le gustaba el movimiento de esta inmensa ciudad comercial. Las tranquilas plazas, las casas con sus entradas individuales y limpias ventanas adornadas con macetas, las avenidas sólo frecuentadas por lujosos carruajes. Pero también le interesaban las pequeñas callejuelas, habitadas por la clase obrera londinense, donde la ropa tendida iba de acera a acera, y los palidos niños jugaban en el arroyo. Estas visiones no podían captarse desde un ómnibus. A estos lugares íbamos a pie, y al observar este brutal contraste de riqueza y pobreza, Ilich murmuraría entre dientes, y en inglés: "iTwo nations!"
Pero incluso desde un ómnibus era posible ver muchas escenas características de la vida del pueblo. Frente a casas públicas se veían grupos de sucios y abotargados lumpen-proletarios que rodeaban a alguna mujer borracha con un ojo negro y un vestido de terciopelo del mismo color... Una vez vimos desde el techo de un ómnibus a un robusto "bobby"-con su típico casco sujeto a la barbilla por una tira de cuero- llevando a un ladronzuelo esposado que evidentemente habría sorprendido robando. Les seguía una multitud que lanzaba insultos y silbidos al pillo, y algunas de las personas del ómibus se levantaron también para gritarle. Vladimir llich se limitó a murmurar "hum". En una o dos ocasiones fuimos a un distrito obrero en un día de cobro. Alineados junto a la acera había una gran cantidad de carritos, cada uno de ellos iluminado por una luz. Las aceras estaban llenas de obreros que compraban toda clase de cosas y saciaban su hambre allí mismo. A Vladimir Ilich siempre le atraían las multitudes de obreros, e iba donde podía encontrarlas. Iba de excursión, donde los cansados trabajadores, contentos de estar lejos de la ciudad, se quedaban tendidos sobre la hierba durante horas. También visitaba casas publicas y salas de lectura a las que se entraba directamente desde la calle y en las que no habían ni siquiera lugares para sentarse, sino unos estantes en los que habían periódicos, Posteriormente, Vladimir llich observó que le gustaría establecer aquellas salas de lectura por toda la Rusia Soviética. También fuimos a un pequeño restaurante público y a la iglesia. En las iglesias inglesas, normalmente el servicio es seguido de un sermón, o en las iglesias socialistas por una conferencia y una discusión. A Vladimir Ilich le gustaban estas discusiones, pues los obreros tomaban parte en las mismas, Buscaba en los periódicos anuncios de mítines de obreros en distritos apartados en los que no había ostentación ni lideres, solamente obreros en los bancos, tal como ahora les llamamos, Los mítines se dedicaban a menudo a la discusión de cuestiones como por ejemplo de la creación de una ciudad jardín. Ilich les escucharía con atención y luego exclamaría: "EI socialismo emana de ellos. El conferenciante habla sin sentido, y un obrero se levanta inmediatamente y cogiendo el toro por los cuernos, expone limpiamente la esencia de la Sociedad Capitalista", llich siempre tuvo grandes esperanzas en el obrero inglés que a pesar de todo conserva su instinto de clase, La gente que viaja por Inglaterra solamente se fija en la aristocracia obrera, que ha sido corrompida por la burguesía, convirtiéndose ellos mismos en pequeño-burgueses. Ilich, naturalmente, estudió también este estrato superior y las formas concretas que adoptaba esta influencia burguesa, Pero sin olvidar ni por un momento la significación de este hecho, se dedicó también a tomar el pulso de las fuerzas motrices de la futura Revolución inglesa.
No hay manera de enumerar la gran variedad de mítines a los que asistimos, Una vez nos metimos en una iglesia socialdemócrata. El socialista que la presidía leyó primero en voz alta, con la nariz pegada a una Biblia, y luego entonó un gospel que decía así: El éxodo de los judíos de Egipto simbolizó el éxodo de los obreros del Reino del Capitalismo al Reino del Socialismo. Todo el mundo se levantó y cantó de un libro de himnos socialistas: "Condúcenos, oh Señor, desde el Reino del Capitalismo al Reino del Socialismo." Otra vez fuimos a esta misma iglesia de las Siete Hermanas en la que había una conferencia de jóvenes. Un joven leyó un papel sobre socialismo municipal, arguyendo que no había ninguna necesidad de una revolución. Y el socialista que había actuado como sacerdote el día que hicimos la primera visita a la iglesia de las Siete Hermanas declaró que hacía doce años que estaba en el partido y que durante doce años había luchado contra el oportunismo, ¡Y que el socialismo municipal era oportunismo puro y simple!
No sabíamos mucho acerca de la vida doméstica de los socialistas ingleses. Los ingleses son gente reservada. Contemplaban la vida bohemia de los emigrados rusos con ingenua perplejidad. Recuerdo las preguntas que me hizo un socialdemócrata inglés que conocimos una vez en casa de los Takhtariev. “¿De verdad que has estado en la cárcel? Si mi mujer fuera encarcelada yo no sabría qué hacer, seguro. ¡Imagínate, mi mujer en la cárcel!" Pudimos observar lo arraigada que estaba esta mentalidad pequeño-burguesa por la familia en la que nos hospedamos y por los dos ingleses con quien intercambiábamos lecciones. Por ellos tuvimos idea de lo vacía que era la vida del pequeño-burgués inglés. Uno de los ingleses que nos daba lecciones, y que era dependiente de una gran librería, declaró que pensaba que el socialismo era la teoría de evaluación más correcta. "Soy socialista", dijo. "Hubo un tiempo en el que incluso hacía charlas socialistas. Entonces mi jefe me envió a buscar y me dijo que los socialistas no le eran de ninguna utilidad, y que si yo quería conservar mi empleo tendría que tener la boca cerrada. Pensé en ello, y me di cuenta de que el socialismo vendría inevitablemente, tanto si yo le apoyaba como si no, y yo tengo esposa e hijos. Ahora ya no digo a nadie que soy socialista, pero puedo decíroslo a vosotros."
Este Mr. Raymond, que había estado en casi toda Europa, que había vivido en Australia y en otros sitios, y que estaba viviendo en Londres desde hacia años, no había visto ni la mitad de lo que había visto Vladimir Ilich en tan sólo un año de estancia. Ilich le llevó una vez a un mitin en Whitechapel. Como la mayoría de londinenses, Mr. Raymond nunca había visitado aquella parte de la ciudad, habitada por judíos rusos que vivían su propia vida, apartada del resto de la ciudad. Se quedó atónito.
Teníamos también por costumbre viajar a los suburbios. Casi "siempre íbamos a Primrose Hill, pues todo el viaje nos costaba sólo seis peniques. Desde la colina podía verse casi todo Londres, una enorme ciudad humeante a lo lejos. Desde allí nos acercábamos a la naturaleza, penetrando en los parques y paseando por los caminos verdes. También nos gustaba ir a Primrose Hill porque estaba cerca del cementerio donde estaba enterrado Karl Marx. Visitamos la tumba varias veces.
En Londres encontramos un miembro de nuestro grupo de Petersburgo, Appolinariá Alexandrovna Yakubova. En los días de Petersburgo había sido muy activa y era apreciada por todos. Yo había sentido una amistad especial con ella pues habíamos trabajado en la misma escuela dominical para adultos más allá del Nevsky. Éramos también amigas comunes de Lydia Mikhailovna Knippovich. Tras escapar de su exilio, Appolinaria se casó con Takhtariev, que había sido el editor de Rabotchaya Mysl ("El pensamiento Obrero"). Ahora vivían en Londres como emigrados, y habían abandonado las actividades del partido. Appolinaria estuvo más que contenta por nuestra llegada. .Los Takhtariev nos tomaron bajo su protección y nos ayudaron a establecemos en un barrio barato y adecuado. Nos reuníamos con frecuencia con los Takhtariev, pero como procurábamos evitar toda referencia a la tendencia del Pensamiento Obrero, había una cierta tensión en nuestras relaciones. En una o dos veces hubo una ruptura, seguida de una reconciliación. Finalmente, creo que en Enero de 1903, los Takhtariev anunciaron su simpatía con la tendencia de Iskra.
Se acercaba la llegada de mi madre y decidimos vivir al estilo familiar, es decir, alquilar dos habitaciones y comer en casa, pues descubrimos que el estómago ruso no se acostumbra con facilidad a los "ox-tails", la raya frita en grasa, la tarta, y otros misterios de la comida inglesa. Además, en aquel entonces estábamos en la nómina de nuestra organización, lo cual significaba que teníamos que controlar cada penique y vivir del modo más económico posible.
Desde el punto de vista conspirativo, las cosas no hubieran podido ir mejor. Entonces no se necesitaban en Londres documentos de identidad, y uno se podía registrar bajo cualquier nombre. Adoptamos el nombre de Richter. Otra ventaja era que para los ingleses todos los extranjeros parecían iguales, y nuestra patrona siempre nos tomó por alemanes.
Después de cierto tiempo llegaron Martov y Vera Zassulich, y se establecieron en comunidad junto con Alexeyev en una de las casas de estilo continental no muy lejos de donde estábamos nosotros. Vladimir Ilich no perdió el tiempo y se acostumbró a ir a trabajar al Museo Británico.
Generalmente iba allí a primera hora de la mañana. Mientras
él estaba fuera venía Martov y juntos abríamos y consultábamos el correo. De este modo, Vladimir Ilich se libraba de una buena parte de trabajo rutinario.
El conflicto con Plekhanov terminó de alguna manera. Vladimir Ilich se fue a Bretaña por espacio de un mes para estar con su madre y Anna Ilinichna junto al mar. Le gustaba mucho el mar, con su inmensidad y su movimiento continuo. Era un buen sitio para descansar del trabajo.
En Londres empezó inmediatamente a visitamos gente. Tuvimos una visita de Inna Smidovich ("Dimka"), que poco después se fue a Rusia. Otro visitante fue su hermano, Peter Hermogenovich, que a instancias de Vladimir Ilich bautizamos "La Matrona". Acababa de pasar un largo periodo en prisión, y a su liberación se convirtió en un ferviente partidario de Iskra. Se consideraba a sí mismo como gran experto en la falsificación de pasaportes. Según él, el mejor método era empaparlos en sudor. En una ocasión, todas las mesas de nuestra "comuna" estaban vueltas del revés para servir como prensa para pasaportes falsos. Esta técnica era muy primitiva, como todo nuestro trabajo secreto de aquellos días. Al leer ahora la correspondencia mantenida con Rusia en aquellos días, uno se maravilla de la ingenuidad de nuestro trabajo conspiratorio. Todas aquellas cartas sobre pañuelos (pasaportes), cerveza, pieles (literatura ilegal), todos aquellos nombres en clave de ciudades -que empiezan con la misma letra que el nombre de la ciudad ("Ossip" por Odessa, "Terenty" por Tver, "Petya" por Poltava, "Pasha" por Pskov, etc.), todo ello sustituyendo los nombres de mujer por nombres de hombre, y viceversa- todo ello era clarísimo en extremo. Sin embargo, entonces no nos parecía tan tonto, y en cierto modo tuvo éxito para camuflar las huellas. En aquellos días, los agents-provocateurs no eran tan abundantes como lo fueron más tarde. Toda nuestra gente era de confianza y nos conocíamos bien entre nosotros.
En Rusia, el trabajo se llevaba a cabo por agentes de Iskra. Se les suministraban desde el exterior ejemplares de Iskra y Zarya, y
también panfletos. Estos agentes se ocupaban de que Iskra fuera reimpresa en talleres clandestinos y se distribuyera a "los diversos comités. Del mismo modo se ocupaban de que Iskra tuviera correspondencia y de que estuviera informada de todo el trabajo ilegal que se desarrollaba en Rusia. Asimismo reunían fondos para el
periódico.
En Samara ("con Sonia") vivían los Krzhizhanovsky ("los Roedores"), Gleb Maximílianovich ("Clair"), y Zínaida Pavlona ("el Caracol"). La hermana de Vladimir Ilich, Maria Ilinichna ("el Osezno") también vivía allí. Samara se convirtió pronto en una especie de centro. Los Krzhizhanovsky tenían la especial capacidad de agrupar gente a su alrededor. Lengnik ("Kurz") se fue a vivir al sur, en Poltava ("con Petya"). Lydia Míkhailovna Knippovich ("el tiíto") vivían aún en Astrakán. En Pskov estaban Lepeshinsky ("el Zapato")y Lyubov Nikolaevna Radchenko ("Pasha"). En aquel entonces, Stepan Ivanovich Radchenko se había cansado y había dejado el trabajo clandestino. Pero su hermano Ivan Ivanovich (alías "Arcady" o "Cassían") trabajaba incesantemente para Iskra como agente en movimiento. Otro agente que llevó Iskra a toda Rusia fue Silvin ("el Trotamundos"). Trabajando en Moscú estaba Baumann (alias "Victor", "el Arbol","la Torre"), y en estrecho contacto con él Ivan Vassilyevich Babushkin (alias "Bogdan"). Otro agente que estaba también conectado con la organización de Petersburgo era Yelena Omitrievna Stassova (conocida también como “Absoluto" y "el Residuo"). Iskra mantenía activa correspondencia con todos estos agentes. Vladimir Ilich leía atentamente todas las cartas. Teníamos un conocimiento muy detallado de todo lo que estaban haciendo los
diversos agentes de Iskra. y discutíamos su trabajo con ellos. Cuando el contacto con uno de ellos se rompía, los poníamos en contacto entre sí, y les informábamos de los fracasos, etc.
Había un taller de imprenta que hacía trabajo de Iskra en Bakú, bajo el más estricto secreto. Los hermanos Yenukidze trabajaban allí, y la empresa estaba dirigida por Krassín ("el Caballo"). El nombre del taller era "Nissa".
Más adelante intentamos establecer otra imprenta en el norte (la imprenta Akulina), pero el intento fracasó. El primer taller de imprenta clandestino de Kishinev, que había estado dirigido por Akim (Leon Goldman), ya había dejado de funcionar para cuando
estábamos en Londres.
El transporte se hacía por Vilna (por "verde"). Los camaradas de Petersburgo intentaron canalizar el transporte a través de Estocolmo. Acerca de este tráfico, que funcionaba bajo el nombre j
de "cerveza", la correspondencia era interminable. Acostumbrábamos a despachar literatura a Estocolmo y luego se nos informaba de que la "cerveza" había llegado. Estábamos seguros de
que llegaba a Petersburgo y continuamos mandando literatura a Estocolmo. Más tarde. cuando en 1905 volvimos a Rusia vía Suecia, descubrimos que la "cerveza" estaba aún en la "cervecería", es decir, que la literatura llenaba un sótano de la "Casa del Pueblo" de Estocolmo.
Los "pequeños barriles" eran enviados por Vardo. Sólo una
vez que yo recuerde se recibió el envío, luego el tráfico se abandonó. También hacíamos envíos a "la Matrona" en Marsella, desde donde se efectuaba el transporte por medio de cocineros de barcos que se dirigían a Batum. En Batum. la recepción de la literatura era organizada por los camaradas de Bakú ("los Caballos"). La mayor parte de esta literatura se echaba al mar. (Iba envuelta en un embalaje sumergible, echada al agua en un punto preestablecido, y luego pescada por nuestros camaradas). Makhail lvanovich Kalinin, que estaba entonces trabajando en una fábrica de Petersburgo y era miembro de nuestra organización, nos mandó (a través de Stassova) la dirección de un marino de Tolón. También se enviaba literatura a través de Alejandría (Egipto), haciendo el transporte vía Persia. Más tarde organizamos el tráfico a través de Kamenetz-Podolsk y Lvov (Galitzia). Aunque este tipo de trabajo requería mucho dinero, tiempo y esfuerzo, y se corrían riesgos elevados, probablemente no más de un décimo de la literatura despachada llegaba a su destino. También empleamos baúles de doble fondo y cubiertas de libros. Cuando nuestra literatura llegaba era examinada con impaciencia.
El panfleto ¿Qué hacer? tuvo un éxito especial. Era la respuesta a gran número de las más esenciales e inminentes cuestiones. Todo el mundo sentía la necesidad real de contar con una organización que asegurara un sistemático trabajo de conspiración.
En junio de 1902 tuvo lugar en Belostok la Conferencia der Bund ("Borís"), en la que la policía rodeó a todos los presentes con excepción del delegado de Petersburgo. Fue con relación a esto que resultaron detenidos Baumann y Silvin. En esta conferencia se acordó constituir un comité de organización para el Congreso del Partido. Sin embargo, este asunto se arrastró indefinidamente. El problema era la representación de los comités locales, pues éstos eran aún de naturaleza muy heterogénea. En Petersburgo, por ejemplo, la organización estaba dividida en un comité obrero ("Manya") y un comité intelectual ("Vanya"). La tarea del comité obrero era llevar la lucha económica, y la del intelectual era llevar la alta política. En realidad, esta "alta política" era mas bien débil, pues se acercaba más a la política liberal que a la revolucionaria. Esta estructura había salido del Economismo. .Esta tendencia (la concentración en el trabajo económico dejando de lado el aspecto político), aunque desechada por principio, aún permanecía firmemente arraigada en las localidades. Iskra estimó esta estructura en su valor real, y Vladimir Ilich jugó un importante papel en la lucha por conseguir una correcta organización. Su Carta a Yerem, más conocida como Carta a un Camarada, fue de excepcional importancia en la organización del Partido, contribuyendo a fortalecer el carácter obrero del Partido y fomentando la participación de los obreros en las deliberaciones sobre los urgentes problemas políticos. Destruyó el muro erigido por la tendencia (economista) del Rabocheye Delo (La Causa Obrera) entre la clase obrera y los camaradas intelectuales. En el invierno de 1902-03 se produjo una desesperada lucha de tendencias. Los partidarios de Iskra fueron gradualmente ganando terreno, pero no sin sufrir ocasionales reveses.
Vladimir Ilich dirigió la lucha de los partidarios de Iskra, previniéndoles al mismo tiempo del peligro de una concepción demasiado simplificada del centralismo. Combatió cualquier tendencia que discriminara el "amateurismo" en todo ejemplo vivo de actividad personal. Poco sabe la joven generación actual de la influencia que tuvo esta actuación de Vladimir Ilich sobre la calidad de los comités, y sin embargo constituyó la causa determinante del carácter de nuestro Partido y la base de su presente organización.
Los "Economistas" del Rabocheye Delo se indispusieron con esta lucha, pues les privaba influencia, y además no les gustaba "recibir órdenes" del extranjero.
El 6 de Agosto, el camarada Krassúnukh llegó de Petersburgo para tener conversaciones sobre problemas de organización. Su contraseña fue "¿Has leído el número 47 de Ciudadano?" A partir de entonces le asignamos el pseudónimo de "Ciudadano". Vladimir Ilich habló mucho con él acerca de la organización de Petersburgo Y de su estructura. Otro participante en estas conversaciones fue P. A. Krassikov (alias "Músico", "Pinza de pelo", "Ignatius", "Pancratius"), y también Boris Nikolaevich Noskov. Enviamos a "Ciudadano" de Londres a Ginebra para que hablara con Plekhanov y se hiciera finalmente partidario de Iskra. Al cabo de un par de semanas nos llegó una carta de Petersburgo firmada "Yerem", expresando algunos puntos de vista sobre la manera cómo debía organizarse localmente el trabajo. No estaba claro por la carta si "Yerem" era un propagandista individual o un grupo, pero aquello no importaba demasiado. Vladimir Ilich empezó a pensar en una respuesta. Esta respuesta se convirtió en el panfleto Carta a un Camarada. Primero fue impreso en multicopista y distribuido, y más tarde en 1903, fue publicado clandestinamente por el Comité Siberiano.
A principios de Septiembre de 1902 llegó Babushkin tras haberse fugado de la prisión de Ekaterinoslav. Su fuga de la prisión y el paso de la frontera fue facilitado por unos escolares. Le tiñeron el cabello, que al cabo de cierto tiempo se volvió escarlata y llamaba mucho la atención. En Alemania cayó en manos de la policía, y se libró por los pelos de ser deportado a América. Le instalamos en la comuna, donde vivió todo el tiempo que permaneció en Londres. En aquel entonces, Babushkin había adelantado mucho en sus conocimientos políticos y se había convertido en un fuerte revolucionario con opiniones propias. Tenía una gran experiencia en toda clase de organizaciones obreras y, siendo él mismo obrero, no tenía nada que aprender acerca de cómo captar a los obreros. Cuando vino por primera vez a la escuela dominical hacía ya varios años, era un muchacho sin ninguna experiencia. Recuerdo un incidente. Primero estaba en el grupo de Lydia Mikhailovna. Estaban aprendiendo gramática rusa y escribiendo algunos ejemplos. Babushkin escribió en la pizarra: "Pronto habrá una huelga en nuestra fábrica". Después de la clase, Lydia le llamó aparte Y le reprendió: "Si quieres ser revolucionario no debes mostrarlo tan abiertamente, sino ser capaz de controlarte a ti mismo..." Babushkin se ruborizó, pero más adelante considero a Lydia como su mejor amiga y a menudo le preguntaba sobre nuestras actividades.
Fue entonces cuando Plekhanov llegó a Londres. Se concertó
una reunión conjunta con Babushkin en la que se discutieron asuntos de Rusia. Babushkin tenía sus propias opiniones Y las defendía con gran firmeza: Fue tan tenaz en la reunión que impresionó a Plekhanov. Ciertamente, Georgi Valentinovich empezó a escucharlo con mayor atención. Pero Babushkin solamente habló de su futuro trabajo en Rusia con Vladimir llich, con quien tenía mas confianza. Recuerdo también otro incidente, si cabe aún más característico. Dos o tres días después de la llegada de Babushkin, nos quedamos atónitos al entrar en la comuna Y ver que todo estaba perfectamente limpio. Todo la basura había sido quitada, los periódicos estaban bien ordenados sobre la mesa, y el suelo había sido barrido. Al parecer Babushkin había estado poniendo la casa en orden. "El intelectual ruso es siempre sucio", dijo Babushkin. "Necesita un sirviente, pues él por sí solo es incapaz de tener las
cosas en orden."
Pronto partió hacia Rusia. Nunca más le volvimos a ver. En
1906 fue detenido en Siberia transportando armas, y junto con otros camaradas fue fusilado junto a una fosa.
Mientras Babushkin estaba en Londres llegó -un grupo de camaradas de Iskra que habían escapado de una cárcel de Kiev. Se
trataba de Baumann, Krokhmal, Blumenfeld, Wallach (alias Litvinov, "Papasha"), y Tarsis (alias "Viernes"). Blumenfeld había sido detenido en la frontera con una lista de direcciones Y un baúl lleno de literatura.
Ya sabíamos de antemano que se estaba preparando una fuga de la cárcel de Kiev. Deutsch, que acababa de aparecer Y era un experto en fugas, afirmó que era imposible basándose en su conocimiento de la cárcel de Kiev. A pesar de todo, la fuga tuvo éxito. Desde el exterior se introdujeron cuerdas, ganchos para escalar muros, y pasaportes. Durante el paseo, los presos entretuvieron a los guardias y escalaron el muro. El único que no pudo escapar fue Sílvin, que le tocaba el último y tenía que entretener al guardia.
Los días que siguieron aquella visita fueron muy inquietos.
A mediados de Agosto noS llegó una carta del director del Yuzhnyi Rabochy ("Obrero del Sur"), un popular órgano clandestino. Nos informaban de que en el sur habían fracasado algunos intentos, Y afirmaban que deseaban entrar en relaciones lo mas estrechas posibles con la organización Iskra y Zarya. Anunciaban también su solidaridad con nuestros puntos de vista. Naturalmente, esto supuso un gran paso adelante en la tarea de unir nuestras fuerzas. Sin embargo, en la siguiente carta, el Yuzhnyi Rabochy expresaba su desacuerdo sobre la severidad de las polémicas de Iskra con los liberales. Luego sugirieron que el grupo literario del Yuzhni Rabochy debería en el futuro seguir conservando su independencia, etc. Empezamos a pensar que no iba a ser fácil llegar a un entendimiento final.
En aquel tiempo supimos desde Samara que Bronstein (Trotsky) había llegado allí en su fuga desde Síberia. Decían que era un ferviente partidario de Iskra y que causaba a todo el mundo muy buena impresión. "Es una verdadera águila joven", escribían los camaradas de Samara. Fue bautizado "la Pluma" y enviado a Poltava a negociar con los del Yuzhnyi Rabochy. A partir de aquellas negociaciones obtuvo la impresión de que era posible colaborar con ellos, y observó y anotó minuciosamente los puntos en que difería el Yuzhnyi Rabochy: (a) subestimación del movimiento campesino; (b) insatisfacción con las agudas polémicas mantenidas con los liberales; (c) su deseo de permanecer como grupo separado y seguir publicando su propio órgano popular.
Poco después -creo que en Octubre- Trotsky llegó a Londres.
Una mañana oímos que llamaban con fuerza a la puerta. Sabía perfectamente que si los golpes eran poco usuales, la llamada era para nosotros, y bajé rápidamente las escaleras para abrir la puerta. Era Trotsky, y le conduje a nuestra habitación. Vladimir llich
acababa de despertarse y estaba aún en la cama. Los dejé juntos y
fui a pagar al cochero y preparar café. Cuando volví a la habitación, encontré a Vladimir Ilich aún sentado en la cama manteniendo una animada conversación con Trotsky sobre algún tema abstracto. Tanto las primeras recomendaciones de la "joven águila" y esta primera conversación, hicieron que Vladimir Ilich prestara una especial 'atención al recién llegado. Hablaba muchísimo con él, y daban largos paseos.
Vladimir Ilich le preguntó sobre sus visitas a los de Yuzhnyi Rabochy. Le agradó mucho la precisión con que Trotsky formuló la posición. Le gustaba la manera en que Trotsky captaba inmediatamente la sustancia misma de las diferencias y de percibir, por debajo de la capa de frases amistosas, su deseo de preservar la autonomía de su grupúsculo disfrazándolo con un periódico popular.
Mientras tanto, desde Rusia se reclamó con insistencia la vuelta de Trotsky. Vladimir Ilich quería que se quedara en el extranjero para que aprendiera y colaborara en el trabajo de Iskra.
Plekhanov miró inmediatamente a Trotsky con sospecha: le veía como integrante de la sección joven de la editorial de Iskra (Lenin, Martov, Potressov) y como pupilo de Lenin. Cuando Vladimir llich mandó a Plekhanov un artículo de Trotsky replicó: "No me gusta la pluma de vuestra "Pluma", a lo que Vladimir Ilich replicó, "El estilo es algo que se adquiere, pero él es capaz de aprender y puede sernos muy útil." En Marzo de 1903, Vladimir llich propuso nombrar a Trotsky miembro del equipo editorial de Iskra.
Poco después, Trotsky se fue a París, donde hizo grandes progresos con éxito.
Otro recién llegado del destierro en Olejma fue Ekaterina Mikhailovna Alexandrovna ("Jacques"). Había sido un miembro prominente del Narodnaya Volya, y aquello había dejado su huella en ella. No se parecía en nada a nuestras muchachas impetuosas como "Dimka ", sino que tenía un gran control sobre sí misma. Ahora era partidaria de Iskra. y lo que dijo tenía gran importancia. Vladimir Ilich tenía en gran estima a los viejos revolucionarios miembros del Narodnaya Volya. Cuando llegó Ekaterina Mikhailovna, el hecho de que hubiera pertenecido al Narodnaya Volya y que ahora se uniera a Iskra influencia sin duda en su actitud hacia ella. En lo que a mi respectaba, estaba muy interesada en todo lo que tenia que decir. Antes de que yo me convirtiera en socialdemócrata, había visitado a los Alexandrov (Olminsky) para encargarme de un círculo de estudio obrero. Quedé muy impresionada por la sencillez del mobiliario, los montones de trabajos estadísticos por todas partes, Mikhail Stepanovich sentado en silencio en un extremo de la habitación, y Ekaterina Mikhailovna persuadiéndome de que me uniera al Narodnaya Volya. Conté todo esto a Vladimir Ilich antes de que llegara Ekaterina Mikhailovna, y los dos nos entusiasmamos con la idea de que viniera. Vladimir Ilich tenía a menudo estas épocas de entusiasmo por la gente, parecía como si descubriera una valiosa cualidad en una persona y se aferrara a ella... Ekaterína Mikhailovna fue de Londres a París, y no resultó ser un partidario muy estable del
grupo de Iskra. En el Segundo Congreso del Partido no estaba desconectada de los que se oponían a la táctica de "captación" de Lenin. Posteriormente formó parte del Comité Central de Conciliación y luego abandonó el campo de la política.
Entre los camaradas que vinieron a Londres desde Rusia recuerdo también a Boris Goldman ("Adele") y Dolivo-Dobrovolsky (las Profundidades). Había conocido a B. Goldman cuando hacía mucho tiempo trabajaba en Petersburgo imprimiendo octavillas de la Liga de Lucha. Se trataba de un personaje muy cambiante, que en aquel tiempo era seguidor de Iskra. "Las Profundidades" era un hombre increíblemente silencioso. Volvió a Petersburgo, y al cabo de cierto tiempo perdió la razón. Después de recuperarla parcialmente se disparó un tiro. En aquellos días era muy difícil vivir clandestinamente, y no todo el mundo tenía la fortaleza para ello.
Durante todo el invierno se hicieron intensivos preparativos para el Congreso. En Noviembre de 1902 se construyó el Comité Organizador para la Preparación del Congreso. (El Comité Organizador incluía representantes del Obrero del Sur. la Liga del Norte, Krasnukh, I. I.. Radchenko, Krassilov, Lengnik y Krzhihanovsky; el Bund se abstuvo en un principio de representación.)
El título "Comité Organizador" era la cuestión. Sin tal comité hubiera sido imposible organizar el Congreso. Teniendo en cuenta el estado de persecución policial, era necesario llevar a cabo la complicada tarea de coordinar a todos los grupos, tanto los que se habían formado recientemente como los que estaban en periodo de formación. Además, los grupos locales de Rusia debían ser sometidos al mismo esquema de organización que el centro del extranjero. En realidad, todo el trabajo de comunicación con el Comité Organizador y la preparación del Congreso descansaba sobre los hombros de Vladimir Ilich. Potressov estaba enfermo; sus pulmones no resistían las. nieblas londinenses, y estaba bajo tratamiento en alguna parte. Martov se había cansado de Londres y de su vida apartada y se había ido a Paris. Deutsch, veterano del grupo Emancipación del Trabajo que había escapado del destierro, debía haber venido a Londres. El grupo Emancipación del Trabajo tenía puestas grandes esperanzas en él como organizador. "Esperad a que venga 'Zhenka' (Deutsch)", dijo Vera Ivanovna Zassulich, "organizará las comunicaciones con Rusia mejor que nadie". Plekhanov y Axelrod tenían también puestas sus esperanzas en él, considerándolo como su representante en la editorial de Iskra que se ocuparía de todo. Sin embargo, cuando llegó Deutsch se vio que los largos años de separación de Rusia habían dejado su huella en él. Se vio incapaz de llevar a cabo las comunicaciones con Rusia. Necesitaba un grupo humano y se unió a la Liga de Socialdemócratas rusos en el extranjero. Estableció amplios contactos con las colonias rusas en el extranjero, Y pronto se fue a
Paris.
Vera Ivanovna Zassulich vivía permanentemente en Londres, y aunque escuchaba con atención los informes sobre las actividades de Rusia no estaba capacitada para llevar a cabo la tarea de las comunicaciones. Todo recaía sobre Vladimir Ilich. La correspondencia con Rusia afectaba sus nervios. El esperar durante
semanas o incluso meses la respuesta a una carta, el estar continuamente esperando que sucedan los acontecimientos, el constante estado de ignorancia sobre el progreso de las cosas, todo ello era extremadamente incompatible con el carácter de Vladimir Ilich. Sus cartas a Rusia estaban llenas de peticiones de que éstas fueran escritas más detalladamente: "Una vez más pedimos seria y categóricamente que nos escribáis más a menudo y más detallada- mente -particularmente, hacedlo inmediatamente. sin demora, el mismo día que recibáis esta carta. Acusad recibo de la misma, aunque sólo .sea en un par de líneas..." Sus cartas estaban llenas de peticiones de que actuaran con mayor rapidez. Ilich se quedaba largas noches sin dormir después de recibir cartas como: "Sonia está muda como una tumba", o "Zarin no llegó a tiempo al Comité", o "ningún contacto con 'la vieja'."
Aquellas noches quedaron grabadas en mi memoria. Vladimir Ilich deseaba apasionadamente la formación de un Partido sólidamente unido formado por todos los grupos individuales cuya actitud hacia el Partido actualmente se basaba en simpatías o antipatías personales. Quería un partido sin barreras artificiales, especialmente aquellas del carácter nacional. De aquí vino la lucha con el Bund. En aquel entonces, la mayoría del Bund adoptaba el
punto de vista "economista" del Rabocheye Delo. Vladimir Ilich estaba convencido de que aunque el Bund podía conservar su autonomía en cuestiones puramente nacionales, tendrían inevitablemente que ponerse de acuerdo con el Partido. Sin embargo, el Bund quería autonomía completa en todos los aspectos. Hablaban de su propio partido político, aparte del P.O.S.D.R., y solamente accedían a afiliarse a modo de federación. Estas tácticas eran suicidas para el proletariado judío. Los obreros judíos nunca podrían lograr la victoria por ellos mismos. Sólo uniendo sus fuerzas al proletariado de toda Rusia podrían hacerse fuertes. Pero los del Bund no lo entendían. Esta fue la razón por la cual la editorial de Iskra tuvo que emprender una dura batalla con el Bund. Fue una lucha por la unidad. Toda la editorial colaboró en esta lucha, pero los "Bundistas" sabían que el que abogaba más apasionadamente por la unidad era Vladimir Ilich.
Muy pronto, el grupo Emancipación del Trabajo volvió a suscitar la cuestión de un traslado a Ginebra, y en esta ocasión Vla.dimir Ilich fue el único que se opuso. Empezamos los preparativos para el viaje. Vladimir Ilich se puso nervioso en tal extremo que desarrolló una enfermedad nerviosa llamada "fuego sagrado", y que consiste en la inflamación de las terminales nerviosas de la espalda y el pecho. Cuando apareció la erupción, consulté un manual médico. Por sus características parecía deberse al rasurado. Takhtariev, que había estudiado medicina hasta cuarto o quinto año, confirmó mi suposición, y pinté a Vladimir Ilich con tintura de yodo, lo que le causaba un tremendo dolor. No podíamos ni pensar en ir a un médico inglés, pues nos costaría una guinea. En Inglaterra los obreros a menudo se curaban a sí mismos en casa, pues los médicos costaban mucho. Durante el viaje a Ginebra, Vladimir Ilich estuvo muy intranquilo, y al llegar allí se derrumbó completamente y tuvo que guardar cama durante dos semanas.
Una parte del trabajo de Londres que no perjudicó los nervios de Vladimir Ilich sino que por el contrario le proporcionó bastante satisfacción fue el escribir el panfleto A los pobres aldeanos. Los levantamientos del campesinado de 1902 le dieron idea de la necesidad de escribir un panfleto dedicado a los campesinos. En este panfleto explicaba que el partido obrero tenía el objetivo de reunir a campesinos y obreros.
En Abril de 1903 nos fuimos a Ginebra.
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